[VEINTITRÉS]

El mayor favor que puedo hacerte no es darte mucho, sino pedirte mucho: esa es la mayor de mis gracias.

«Entrega» no es una palabra trágica, pues regalar ensancha el corazón. Es cierto que la entrega siempre exige «renuncia»: no es posible dar sin quedarse sin ello. Pero siempre se encuentra con más. En cam­bio el egoísmo, incluso lo que quiere custodiar, lo pierde : como el que ciega la fuente para que no se escape agua...

Otros pudieron dar la vida, y ya recibieron el premio: acude a ellos.


EL MÁS SUBLIME POEMA

nada vale

junto a la renuncia

de uno mismo.

Y si tanto

no puedes

te enseñaré

a tocar

sinfonías ajenas:

la brisa de

los que han

batido las alas

antes que tú.

Robar el corazón

con palabras

de otros:

bella forma

de Amar.