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Riquelme y Vargas Ediciones
Título original: A palo seco. Diálogos de un pájaro con su amo.

Composición: Carlos Montoya.
Realización técnica: Jesús Morata y Manu Martínez.
© Antonio Balsera
Edita: Riquelme y Vargas Ediciones, S. L. Apartado 512 - Virgen de la Cabeza, 8 Teléfono 270066 - Fax 220450 23008 Jaén
Depósito Legal: J. 678 - 1996 I.S.B.N.: 84-86216-30-3
Impreso en: SOPROARGRA, S. A.
Polígono «Los Olivares» - Villatorres, 10 23009 Jaén

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PRÓLOGO


Dibujado por Armando Pareja
I. PÁJARO

[UNO]

Señor Dios mío, delante de Ti me siento como un pájaro, gorrión de ciudad. Una criatura pequeña y débil, que puede levantar el vuelo a poca distancia del asfalto, o entretenerse picoteando en las aceras. Como un pajarillo vengo a mirarte, a estar solo contigo.



COMO UN PAJARILLO,

estoy

mirándote, mirándote.

Me hablas con tu silencio

y te escucho

con la mirada

[DOS]

Ya ves, Señor, tengo un cuerpo pequeño, pero mi corazón quiere ser grande; es grande, por mi audacia de niño. Las criaturas pequeñas lo esperan todo de sus padres; y así, cuando vengo a verte cada mañana, necesito que tengas alas, vengas rápido a cuidarme.

Me diste ojos grandes de águila, con los que puedo verte detrás del trozo de pan, donde estás escondido.

Tu gracia llega lentamente, poco a poco, y siempre cuando la necesi­to, pero no quieres que tenga despensa. Me ayudas cada vez. No dispongo de tu gracia para dentro de dos días, o para los próximos cinco minutos: sólo tengo tu ayuda para el ahora, por eso mi corazón no quiere inquietarse al pensar en el luego.

Estoy en la tierra todavía, por algunos años, pero cuando te hablo me subo, como en un tejado, por encima de las cosas de este suelo, y adquiero lo que llamamos altura, una cierta altura

Tu presencia es para mí, una presencia suave. Tu sol no actúa en todo su esplendor. Quisiera que quemase, y tan sólo me acaricia, como el terciopelo de la luz de la tarde. Parece un sol que no quema, tan sólo calla.


MI CORAZÓN ES DE ÁGUILA

y espera,

en la mañana.

También mis ojos son de y contemplan.

y contemplan

Llega tu brisa

sorbo a sorbo.

Y yo abajo,

arriba en el tejado,

espero cada tarde

el ardiente terciopelo:

quiero verte:

tu sol no quema,

calla.

[TRES]

Dios mío, Tú callas y yo estoy aquí a palo seco, una temporada a palo seco... Me gusta repetirlo muchas veces, y así me desahogo.

No me importa estar contigo sin saber qué decir, porque no busco los caramelos de mi Señor, sino al Señor de los caramelos.


A PALO SECO,

tu Amor a palo seco.

No quiero nada tuyo.

No quiero tus regalos,

la paz de tu presencia,

no quiero tus caricias

para alimentar

mi ego.

No quiero nada tuyo,

te quiero a Ti.

Tu amor a palo seco.

A palo seco,

vaciando mi alma:

que sólo quepa

dentro

la fuerza de tu Amor.

[CUATRO]

Para algunos, dialogar con su Creador es una pérdida de tiempo. Pudiendo estar en otra cosa, para qué sentarse y no hacer nada.

Señor, te hablo porque me fio de Ti, de tus palabras. Sé que no me dirijo a una pared, aunque me lo parezca en esta temporada a palo seco. Aquí estoy embobado llamándote Padre: ésa es mi oración.


¿DE QUÉ ME SIRVE ESTAR AHÍ?

Me dicen.

Como si yo perdiera

minutos

por estar

contigo, mirándote

y no viéndote,

cuanto de Ti me fio.

[CINCO]

Es una locura que te hayas encerrado en una caja de metal. Ahí, en esa cárcel oscura, es donde más luminosa brilla tu humildad. Gracias por quedarte en ese sagrario, impenetrable para los que no tienen fe. Quisiera que todo el mundo descubriese el secreto para entrar, y que les enseñaras tus tesoros ocultos.

FIARSE, FIARSE:

ésa es la llave.

Es el Amor

quien lleva a encerrarse

para ocultar con fuerza

los caudales.

Y sólo él

puede

encontrar la clave:

de Ti me fio

cuando

espero

en silencio,

gritando,

cada tarde,

que quisiera quererte.



[SEIS]

Hay temporadas duras, secas. Todo se me hace cuesta arriba. Te busco y parece que no estás. ¿Adónde te escondiste? con esfuerzo me pongo a hablar contigo, Dios mío, y sólo me salen frases cortas, como un niño que dice abba, abba: así todo el tiempo.

Y no obstante puedo alimentarme de Ti. ¡Y luego dicen que el verbo comer no es poético! Pero me encuentro frío, porque no te siento, aunque Tú estás conmigo.


BUSCANDO TU PRESENCIA

poco a poco,

grano a grano,

comiéndome tu ser,

volaba

y vuelo

hasta que un día

me apreses.

Te pido que sea pronto,

y no te exijo nada:

espero.

[SIETE]

Eres el Águila divina y yo un pajarillo. Y sin embargo quieres dialo­gar conmigo: que yo te trate de Tú a tú.

Quieres que los dos juntos hagamos cosas grandes: eres mi amigo. Ojalá se me peguen tus cosas.


PUEDO TENER

amistad con el Águila.

Son tus alas

grandes

como un viento de ángeles

que protege

pero nunca obliga.

No conozco todas las cosas

tuyas,

pero me alegro

con el gozo

sereno

de un niño satisfecho

porque puedo

tener

amistad contigo.

[OCHO]

Dios mío, a la oración voy a identificarme con tu voluntad. Que esto hace el amor: igualarse.

Nunca me equivocaré si-guiendo tu camino, aunque yo sufra porque me cueste. El doble lloraré si hago lo que me apetece, y no lo que Tú me digas.

En la oración enseñas la ciencia de la Cruz.


LO QUE TÚ QUIERAS;

yo, lo que Tú quieras.

De natural

soy disfrutador

y alegre.

Cualquier cosa

menuda

me hace gozar.

Pero lo que Tú quieras;

yo, lo que Tú quieras.

Y si es sufrir,

sufrir.

Porque Tú me enseñaste

la Sabiduría.

[NUEVE]

Señor, a veces no entiendo lo que quieres decirme en el Evangelio. Tengo que esperar a que dé fruto lo que has querido sembrar en mi corazón.

He descubierto que para entender tu palabra debo morir, ir a con­trapelo como voy ahora, humillarme.

Humildad viene de humus, tierra ; y cubierta de tierra está la semilla. Cubierto de bajeza estoy, esperando hasta que Tú quieras que «pase» este invierno, y dé fruto.


LEO,

escucho con los ojos,

tu palabra.

sembrada.

¿Cuándo dará su fruto ?

Invierno es para mí:

no te entiendo del todo.

Seca está la semilla

que ha caído

en mi tierra.

¿Cuándo dará su fruto?

Habrá que aguardar

la lluvia,

el sol,

que muera

tu palabra

dentro

de mí.

Cuando quieras

podré

entender,

leerte,

pero debo morir:

callado estaré

cubierto de bajeza.

Y estallará otra primavera.

[DIEZ]

Me gusta parecer un pájaro delante de Ti, porque los pájaros comen y miran al Cielo, miran al Cielo y comen. Pero sobre todo porque los pájaros cantan, y yo quiero hacer de mi trabajo una melodía que te agrade.


CANTAR, COMER Y

mirar al Cielo:

eso hacemos los pájaros.

Que se me pelen

los labios

de cantar,

que es la forma

que tenemos

los pájaros de

hacer del trabajo

una oración.

[ONCE]

Hasta las distracciones quiero que me lleven a Ti. Mi amor es inge­nioso: incluso el sueño quiero que sea sueño de Ti.


INGENIOSO ES

mi amor

quisiera distraerme

contigo,

despertar

muchas veces

soñándote.

Mirar

con tus ojos de aumento

y dar poca

importancia a todo

lo que no me lleve

a Ti.


[DOCE]

Ojalá Tú quisieras que -por un imposible- mi mayor culpa sea

haberte querido demasiado, porque aun entonces te hubiera querido demasiado poco.


Y QUE LA ÚNICA

culpa

que yo tenga

sea

haberte

querido

como nadie,

pues nunca

te querré

como mereces.

[TRECE]

No sé cómo puede haber gente que vive junto a una estación de ferrocarril, y es capaz de dormir con el ruido de los trenes. Mejor dicho, sí lo sé: porque el ser humano tiene una capacidad muy grande de habituarse a todo.

Señor, no quiero que el paso del tiempo me haga ver tus cosas con los ojos cansados de un funcionario.

¡Que todo me sepa siempre a nuevo, y con aire de urgencia! Como al joven médico, que han puesto de guardia para atender las ambulan­cias que llegan a la puerta, así quiere ir mi corazón, de sobresalto en sobresalto, siempre aprendiendo.


¡QUE NO ME ACOSTUMBRE

jamas a tratarte!

Tiembla mi alma

¡que no me acostumbre

jamás a tratarte!

No busco otra cosa

que ser tuyo

el gorrión de ciudad

vuela libre

en tu jaula,

pero tiembla

¡que no me acostumbre!

[CATORCE]

Con mi esfuerzo nunca podré llegar al Cielo.

Llegaré al Cielo con artimañas, pues Tú, Dios mío, me has enseñado a ser un poco pillo -pájaro soy-y tener la sencillez de un niño.

Los hijos de las tinieblas pueden ser muy astutos, pero son muy se­nos.

Haz que mi corazón sea de paloma, y tenga latidos rápidos de ser­piente para conseguir el Cielo, aunque sea en el último minuto. Sé que tendré que sufrir -en el palo seco de la Cruz- pero no me importa; así te dará pena este pájaro ladrón, ahora que estás en tu Reino.


NO SOY POETA

ni hijo de poeta.

No podré llegar

a tu Cielo

con mis alas

pequeñas.

Pero soy ladrón,

y sin ganzúa

abriré

las puertas

del Paraíso

con maña entraré

si logro

robarte

el corazón.

Y

aunque

no soy poeta

bastará

un verso

en el dolor:

-Acuérdate de mí...

II. AMO

[QUINCE]

Todos los hijos son como sus padres porque tienen la misma naturaleza.

Escucha : yo me haría pájaro, si hiciera falta, para que fueses mi hijo, como me hice Hombre para elevar al hombre.

Dicen que te adopté : no te di sólo un título, te doy mi vida continua­mente, pues soy tu Creador, tu Amo, y sobre todo, tu Padre, siempre, siempre, eternamente siempre.


TÚ ERES MI HIJO.

Que resuenen

estas palabras verdaderas

también

tú eres mi hijo,

porque yo quiero

engendrarte,

que existas,

cada hora,

cada minuto...

Cada instante

eres mi hijo.

[DIECISEIS]

Dijo un amigo que el Cielo es para los que hayan sabido ser felices en la Tierra

Sí, pero mi mano es también de jardinero : he de podar tus alas para que vueles muy alto.

Lección : quien sabe sufrir por amor, sabrá gozar en el Valle de lágri­mas.


ME DUELE EL CORAZÓN

cuando tú sufres

pero no puedo...

Me duele el corazón

cuando tú sufres

pero

no puedo

dejar de corregirte.

La indiferencia

juzga

y no comprende.

Un padre comprende,

exige

por eso no puedo

dejar de corregirte.

[DIECISIETE]

Tiempo de prueba. Tiempo maravilloso de fiarse que vale más que el Universo.


SE NOTA QUE HAS LLORADO

porque querías

ver mi rostro

y no has podido.

Mi rostro

es la cara

de ese desconocido:

Aprende, pajarillo,

a verme

en los semáforos.

[DIECIOCHO]

¡Si me pidieras, te daría más que a Salomón!


MÁS

que una inteligencia prodigiosa.

Mas

que una voluntad de hierro puro.

Mas.

Lo que puede en este mundo

más:

un corazón enamorado.

[DIECINUEVE]

Hundido vienes... Por tus fallos: caprichos que, una vez satisfechos, tanto te hacen sufrir.

Y.. son ofensas: eso sí que te duele. ¡Qué humanos sois los pájaros!

Recuerda: La vida interior, muchas veces, no consiste en otra cosa que pedir perdón.



EL ARTE DE VOLAR

más y más

lejos

quisiera que aprendieses:

aprovecha tu miseria,

pajarillo.


[VEINTE]

Cuando no busques «tu perfección», entonces la obtendrás.


¡CUÁNTO ME FALTA!

Dices.

-Para volar alto:

¡Cuánto me falta!

Así

nunca llegarás.

Mejor:

¡Cuánto me sobra!

Imaginas subir,

subir...

y hay que bajar,

bajar,

bajar.

Vacío

de ti,

más alto

llegarás

con el corazón.

[VEINTIUNO]

Para querer a otro no hay que acordarse de uno mismo.

Olvidarte de ti no es cuestión de memoria.

Aunque nadie lo sepa, hay pájaros que escriben con sus plumas vul­gares, los poemas mejores.


HOY HAS HECHO

por mí

y no lo sabes,

montañas

de pequeñas pedrerí

Hoy has hecho

por mí

y no lo sabes,

joyas

pequeñas.

Y ahora te digo:

descansa,

descansa

y mañana

volarás como las águilas.

Mañana volarás

como las águilas,

pero ahora duerme...

el descanso:

la otra forma

de trabajar.






[VEINTIDOS]

Todo lo que pasa por tu mente lo puse Yo. No pienses que eres original: tú sólo repites las cosas que te digo. No te hace falta buscar palabras nuevas: busca obras nuevas.

Tengo sed de tus obras y no puedo mover tu libertad. Puse en tu alma el poder de amar... y tengo sed. Tengo sed, y tuve sed: me hice pájaro pelícano para llevar mi carne en alma viva, de tanto sufrir, por conseguirte.


LOS PENSAMIENTOS,

focos encendidos

que puse en tu cabeza,

chispeantes,

son buenos.

Pero son nada

sin las obras.

Los pensamientos,

que puse en tu cabeza,

son de todos mis hijos.

Que nadie se apropie

como suyas

las cosas

que sopla

vuestro Padre.

[VEINTITRÉS]

El mayor favor que puedo hacerte no es darte mucho, sino pedirte mucho: esa es la mayor de mis gracias.

«Entrega» no es una palabra trágica, pues regalar ensancha el corazón. Es cierto que la entrega siempre exige «renuncia»: no es posible dar sin quedarse sin ello. Pero siempre se encuentra con más. En cam­bio el egoísmo, incluso lo que quiere custodiar, lo pierde : como el que ciega la fuente para que no se escape agua...

Otros pudieron dar la vida, y ya recibieron el premio: acude a ellos.


EL MÁS SUBLIME POEMA

nada vale

junto a la renuncia

de uno mismo.

Y si tanto

no puedes

te enseñaré

a tocar

sinfonías ajenas:

la brisa de

los que han

batido las alas

antes que tú.

Robar el corazón

con palabras

de otros:

bella forma

de Amar.

[VEINTICUATRO]

Fíjate en el burro que murió trabajando, héroe de las hazañas pequeñas.


«ME LO ENSEÑÓ

el borrico».

Me encanta

cuando dices:

«me lo enseñó

el borrico».

Qué bueno es

que

aprendas las

cosas buenas

de mis amigos.

[VEINTICINCO]

No se dice «te siento», sino te quiero.

SIEMPRE CONTIGO:

estoy siempre

contigo,

aunque

no sientas

mi presencia.

Sentir no es amar:

puede llegar a serlo.

Estoy siempre

contigo:

pues soy tu Padre.

Y quiero decir

al eco eterno:

¡qué bueno

que tú existas!

[VEINTISEIS]

Repite: Santa María, Madre de mi Amo, hazme feliz ahora, y en la hora de mi muerte.


PERO DAME,

hijo mío,

tu corazón,

aunque tengas

que estar

a palo seco,

que no quiero

hacer de mi hijo

un codicioso.

Así tú

siempre serás

joven,

aun muriendo

de viejo.

Dame, hijo mío,

tu corazón,

aunque tengas

que ir

a palo seco.

No te preocupes:

siempre serás joven.

No te preocupes:

de ti

cuida

mi Madre

¡ahora!

y cuando

debas

empezar

a ser eterno.

Última página

Este libro,
dedicado a Dios Padre,
se comenzó a escribir
en el Km. 432 de la carretera de Pinos Puente, N. 432,
el 23 de agosto de 1995 a las 6 de la tarde,
y se terminó
el 23 de abril de 1996 a las 12,23 minutos a.m.,
en la Avenida Fuentenueva s/n de Granada


¡Dios añadirá!