Señor Dios mío, delante de Ti me siento como un pájaro, gorrión de ciudad. Una criatura pequeña y débil, que puede levantar el vuelo a poca distancia del asfalto, o entretenerse picoteando en las aceras. Como un pajarillo vengo a mirarte, a estar solo contigo.
COMO UN PAJARILLO,
estoy
mirándote, mirándote.
Me hablas con tu silencio
y te escucho
con la mirada